A la memoria de todos los pueblos milenarios, sembradores de maíz.
Por. Wilson Sánchez Jiménez
En el primer amanecer saltó el gran dios solar, las hebras doradas de luz se precipitaron sobre la madre nutricia, su resplandor colmó por completo el acontecimiento. Todo vibró en el día de los nacimientos. Las primigenias carcajadas salieron entre panojas secas del gran padre de la vida “Altiba”. Nacieron las gentes del maíz en el fulgor de todos los vientres de la fértil Pacha Mama. Aquellas carcajadas nacieron llenas de bellas venturas; entre sus manos y sus florecientes sonrisas, -el mundo descansó por un instante en la eternidad-. Algunos nacieron con instrumentos musicales, otras, con el cántico y los colores; los más menores, murmuraron melodías infantiles que remedaron los grillos, los pajaritos y los seres cantores de la noche; los más mayores, nacieron con la palabra entre sus protuberantes labios, pero todos nacieron completicos, con sus manos, su alegría y sus ojos para sembrar y ver germinar hasta el fin de los tiempos al gran dios “Altiba”, el maíz, se hizo gente para nunca sufrir de penurias, y así, habitar la abundancia. Joyo joy, joyo joy .
En el periodo de la larga muerte, los blancos sellaron la macabra alianza del gobierno de Álvaro Uribe con la multinacional Monsanto, pacto que se constata, mediante la resolución 00465 del 26 de febrero de 2017 del ICA, autorizando “al representante legal de la Compañía Agrícola Colombiana Ltda. (Monsanto en Colombia) la importación de semillas de Maíz con la tecnología Yieldgard® (MON 810) para siembras controladas en las zonas agroecológicas del Caribe húmedo y alto Magdalena”. Este Frankenstein anda suelto por los campos de Colombia, devorando la semilla milenaria domesticada con profundidad y sabiduría por nuestros pueblos. La tecnología Yieldgard® (MON 810), Se refiere a semillas transgénicas obtenidas a través de la introducción del gen Cry 1A aislado de la bacteria común del suelo Bacillus thuringiensis (BT). Tecnología tenebrosa, que consiste en trasladar características genéticas de otras especies, vegetales y animales, con el propósito de lograr objetivos estrictamente económicos, como la producción de agrocombustibles y materia prima que en algunos casos y de manera subterránea terminará alimentando aves, peces, vacunos y porcinos, condenando a las comunidades a la permanente compra de semillas a los mutantes de la muerte. Tecnología perversa, diametralmente opuestos a los sentidos milenarios de las comunidades de estas tierras ancestrales. Son peligrosas maniobras hurgadas por la ciencia y la técnica, particularmente, en el ámbito de la biología y la genética molecular; ámbitos del saber impuesto por occidente, que niegan el fluir profundo de la vida y el ritmo cósmico de los seres vivientes. Estos nefastos humanoides de dicha alianza, tendrían que ser juzgados por crímenes contra la humanidad y el entramado de la vida misma.
7 de Julio de 2017, Palmira. Los guayacanes tapizan de color púrpura la senda para el amor profundo.